Parashá Semanal: Tazría Levítico 12:1 – 13:59

 


Parashá Semanal: Tazría 
Levítico 12:1 – 13:59

 “Cuando Conciba”



Shabat 25 Nisan, 5785- 26 de abril de 2025

En la Parashá Tazria, el acto de dar a luz no es simplemente el inicio de una vida humana, sino una imagen profética del mover del Cielo sobre la Tierra. Cuando una mujer concibe y da a luz, el Eterno nos está recordando que cada nueva vida es un acto divino, una extensión de Su propósito eterno.

Pero hay más: el nacimiento físico apunta a una verdad aún más profunda — el llamado a dar a luz espiritualmente. Así como el cuerpo de la mujer pasa por un proceso de transformación, dolor y purificación, también nuestras almas atraviesan etapas similares cuando el Padre nos lleva a engendrar cosas nuevas en el Espíritu: llamados, ministerios, revelaciones, vidas transformadas.

Yeshua mismo fue "dado a luz" en carne como cumplimiento del propósito eterno del Padre. Su nacimiento fue el principio de nuestra redención, pero Su vida nos muestra el camino para que también nosotros seamos vasijas de vida nueva. Él dijo: "Os es necesario nacer de nuevo" (Juan 3:3), porque el Reino no se sostiene por linaje natural, sino por el nuevo nacimiento que viene del Ruaj Hakodes

El tiempo de impureza postparto que se menciona en Tazria no es castigo, sino un espacio sagrado de restauración, como el silencio que precede a la resurrección. Nos habla de la necesidad de reconocer que todo lo que nace, también necesita ser presentado ante el Eterno con ofrendas de gratitud y consagración.

Yeshua, siendo presentado en el templo como todo hijo de Israel (Lucas 2:22-24), entró en ese mismo ciclo de entrega. Pero Él no solo fue dado — se ofreció completamente. Su vida fue una olah, una ofrenda ascendida de amor y obediencia perfecta. Y en esa entrega, Él nos invita también a dar a luz al propósito de Adonai en nosotros, aunque cueste, aunque duela, aunque implique desprendimiento.

Hoy, Tazria nos llama a preparar el corazón como un vientre espiritual: fértil, limpio, dispuesto. Porque el Adonai quiere engendrar en nosotros Su voluntad, y que seamos canales de vida, pureza, amor y verdad. Así como Miryam llevó al Mesías en su vientre, tú también puedes llevar la presencia del Ungido en tu interior y dar a luz obras que reflejen Su gloria.

Abba, limpia mi vientre espiritual. Que lo que engendre en mí venga de Tu Ruaj y no de la carne. Enséñame a esperar, a gestar y a dar a luz lo que Tú has sembrado, con santidad, con entrega, con Emunah. Amén.


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