Parasha Jukat
Parashá JukatNúmeros 19:1-
22:1
"Estatuto de"5 julio de 2025/9 Tamuz 5785
Este es el estatuto de la Torá que Adonai ha ordenado: “Di a los hijos de
Israel que traigan una novilla roja sin defecto, que no tenga mancha y sobre la
cual nunca se haya puesto yugo.” En el parashá aprendemos que esta vaca de color diferente y sin defectos debía ser
apartada para ser sacrificada en los rituales de purificación de aquellos que
habían estado en contacto con la muerte, cadáveres, huesos y tumbas. El
mandamiento de la vaca roja es el junk o la juká más importante de la Torá
porque están conectados de una manera muy trascendente con el Mesías. Nuestro
Mesías Yeshúa fue ofrecido como un sacrificio expiatorio por los pecados de
Israel y las naciones, hebreos 10: 12-14 “Pero Yeshúa, habiendo ofrecido una
vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra
de Elohim, de ahí en adelante esperando a que sus enemigos sean puestos por
estrados de sus pies; porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a
los santificados”
La vaca roja era sacrificada y sus cenizas eran mezcladas con agua para ser
rociada sobre las personas impuras. En el sacrificio de Yeshúa hemos sido rociados con su sangre preciosa y
santificados por medio de ella (1 Pedro
1:2). Al recibirle como nuestro Mesías su sangre nos limpia de todo pecado y de
toda maldad.
En esta aliyá también se nos recuerda la muerte de Miriam, que al fallecer
ella se secó el agua y toda la congregación se juntó en contra de Moshé y
Aharón. Pero Elohim habló a Moshé que se reúna con el pueblo junto a la peña
(colina o elevación rocosa), que le hablara y ella daría agua, las que son
llamadas aguas de meribá (rencilla)
porque los hijos de Israel contendieron con Adonai (números 20:13)
Moshé obedece, pero cometió varios errores que le costaron a él y a Aharón el no poder
entrar a la tierra prometida.
Como conclusión en esta aliyá podemos resumir:
Primero: El sumo sacrificio por nuestra redención y santificación fue hecho
por nuestro Mesías Yeshúa HaMashiaj y su sangre fue la ofrenda perfecta en el
lugar correcto por todos y para todos.
Segundo: Que la obediencia de Moshé fue hasta el final para Adonai, pero por haber
actuado con ira, hablarles palabras fuertes a los hijos de Israel y por no hacerlo de la manera que Elohim se lo había pedido,
las consecuencias fueron dolorosas.
Tercero: Aharón era un hombre
pacífico y que también fue obediente, que cometió errores, cómo el estar
dispuesto a hacer un becerro de oro por petición del pueblo y apoyar a Moshé en
su desobediencia en Meribá. Lo que le costó la bendición de entrar a la tierra
prometida.
Al terminar esta aliyá debemos examinarnos si estamos dispuestos a ser obedientes siempre a nuestro Adonai y hacerlo según las instrucciones que la torá nos da. Que Elohim nos ayude a servirle y
glorificarle con nuestra obediencia hasta el último día de nuestra vida.
Shabat Shalom!!
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