Parashá Pinjás

 

Parashá Pinjás 

Números 25:10-30:1 

"boca de bronce o boca de serpiente"   

19 de julio de 2025/ 23 de Tamuz 5785


Pr: Patricia Zamora

 El celo sagrado que brota del amor por Adonai y por los Israelitas

En tiempos de crisis, cuando el pueblo sufre y las multitudes guardan silencio, se necesita una voz que no solo se levante, sino que lo haga por amor y con discernimiento. Pinjás, nieto de Aarón, el sacerdote de la paz, se convirtió en esa voz.

La Torá nos muestra que no todo celo es destructivo. Existe un celo que nace de la ira, del orgullo o del fanatismo… pero también hay un celo que brota de un corazón limpio, de un alma que llora por el dolor de su pueblo y que se levanta no para condenar, sino para salvar.

Cuando Israel cayó en pecado con las hijas de Moab y la idolatría de Baal Peor, y una plaga azotó al campamento, Pinjás no actuó desde la violencia sino desde un profundo compromiso espiritual. Su acción fue valiente, pero no impulsiva; radical, pero no imprudente. Fue el fruto de una conciencia dolida que no pudo permanecer pasiva ante la profanación del pacto.

La prueba de su integridad vino más tarde. Años después, en la Tierra Prometida, cuando el pueblo estuvo a punto de una guerra interna, Pinjás no agitó el fuego, sino que trajo paz. Escuchó, discernió, y su celo se transformó en sabiduría conciliadora. Por ello, Dios le prometió: "Mi pacto de paz será para él" (Números 25:12)


Esta parashá  de Pinjás nos invita a una introspección sobre nuestro propio celo

¿De dónde nace nuestro propio celo?    ¿Es de la frustración, la envidia o un juicio apresurado? ¿O es, como el de Pinjás, de un amor genuino por la justicia, la verdad y el bienestar de los demás?

El verdadero celo, el que agrada a Adonai, es un llamado a la acción desinteresada. Es la valentía de levantarnos cuando otros se paralizan, no para condenar, sino para proteger y restaurar lo que es correcto.

El celo autentico se templa con la sabiduría y la búsqueda de la paz. Como Pinjás, podemos ser firmes en nuestros principios y al mismo tiempo ser pacificadores, buscando el entendimiento y la reconciliación.

Pidamos a Adonai que, como recordamos en nuestras oraciones, Él tenga misericordia y nos recuerde el celo de Pinjás. Que, a través del ejemplo de Yeshúa, quien manifestó el celo perfecto por la casa de Dios y el amor por la humanidad, nos inspire a cultivar un celo puro. Un celo que nazca del amor y que siempre nos impulse a ser instrumentos de salvación y paz en nuestro entorno, para la gloria de Su nombre.



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